sábado, 23 de mayo de 2015

Valar Morghulis

Estoy cansada de decir que te has ido,
de no creerme que te has ido
de escribir que te has ido y leerlo en voz alta,

cansada de que me miren con curiosidad
de que me feliciten,
de que me digan que duelo bonito
cuando nunca he tenido la más mínima intención de doler

estoy harta de gritar que estoy jodida
y de que lo llamen poesía,
de decir que no vuelvo a escribirte
y de escribirte que no vuelvas

estoy cansada de quererte,
de dejarte de querer
de no quererte,
de volverte a querer,
no aguanto más el ciclo
ni el ridículo círculo de lectura que he implantado en torno a ti.

No te lo mereces.
Ni yo merezco este vaivén emocional
latidos - taquicardia - parada - reanimación
a la mierda el corazón y sus secuaces.

Estoy cansada de no saber qué querer
pero quererlo contigo a todas luces
e incluso habiéndolas apagado,

del Bic, del portátil, de las servilletas, de los posavasos,
de estar harta de escribir y seguir escribiendo,
de no poder escribir y querer estar escribiendo,

de las copas de más, los rotos, los descosidos,
de acercarme al filo de la navaja y pasar el dedo a ver si corta,
de que corte.

Estoy cansada de pasarme la vida de boca en boca,
de bar en bar, de cama en cama,
de coma y coma y sin saber dónde poner los puntos,

estoy harta de ti, de mí,
de nosotros y de mi maldita fijación con tus ojos negros.

Me muerde agosto y me duele diciembre.

No voy a decir 'se acabó',
no pienso repetir que te has ido,
sólo espero que esta vez
nadie , absolutamente nadie,
se atreva a decirme que es bonito.