viernes, 21 de septiembre de 2012

Equilátero.

He vuelto al boli y papel,
a los domingos sin ti,
a sonreírte sin verte,
y lo que es peor,
a llevar la lengua azul aún sin haberte bebido.

He vuelto a perderme
-por tercera vez-
y a decir PASO DE VOLVER
pero caer.

He vuelto a mirarte y no conocerte,
a reírme de tus chistes por pura inercia:
a escribirte a ti, diciéndome a mí
que le escribía a él -yunamierda.

Pero he aprendido.

He aprendido que pueden dolerme las caderas
aunque no estés,
que no todos los morados llevan tu nombre,
que, el papel, se moja
y que todo se va al carajo.

He aprendido a tener miedo
si se apagan las farolas antes de llegar a casa
y que de las tres veces que te equivoqué...ninguna existías.

Has sido uno, el otro u otro más:
primero sexo,
luego cariño
o tal vez ese que tiene un no sé qué que qué sé yo...
pero no eras tú.

He aprendido que a quien hice,
a quien echo de menos,
no existe.
-y que sus partes no son tan importantes.

Pero, aún así, les escribo a a las seis de la mañana,
más ebria que cuerda y sin desmaquillar.