sábado, 30 de abril de 2011

Reflejos.

Está bien que aparezcas,
con los labios tan rojos -casi sangre- de sus mordidas,
y con esa sonrisa que se te pone - de oreja a oreja-
cada vez que te besa.

Está bien que me digas:
la vida rima -al menos una vez al día- y te crea,
y que con ese pasotismo que llevas - de la vida es mía-
piense : ella es filosofía.

Está bien que bebas,
un malibú redbull -o más de uno- cada fin de semana,
y te emborraches y digas te quiero - a todo el que pase-
sin consecuencias.

Está bien saber
qué vas a hacer -para estar preparado- siempre,
y qué pasará luego, si es amor -o solo un juego-
esta vez, está bien.

        Indudablemente bien, dijo mi espejo

jueves, 14 de abril de 2011

Descubrimientos.


Y aquí estoy yo, aquella que se reía del destino y del amor, aquella que ya no soy yo, ahora soy una idiota, una idiota como otra cualquiera que ya no se ríe sino que aguanta como mejor puede las burlas de los antes burlados, una grandísima idiota que irremediablemente se enamoró de un idiota.
Mundo idiota desde el cual te relato mi patética historia;
Iba a ser perfecto, claro, como en los libros de la biblio, esos con los que siempre llorábamos; como en las pelis del domingo por la tres, que hacían reflexionar e ilusionarse con ganas de comerse el mundo; como aquellos sueños que siempre quise borrar pero que alguna vez creí posibles. Iba, iba, iba, iba a ser, pero ¡qué va! La idílica ensoñación y el mágico continuará sin fin se fueron al traste de la manera menos poética, me topé con la realidad de frente y no una, ni dos, ni tres, sino hasta… ¡¡tres veces!! Quizá más, por dónde iba, siempre divago, sí iba, que bueno, iba a ser perfecto o eso creí yo la primera vez que me besó por fuera de casa, eso parecía cuando prometía aquellas cosas que tal vez nunca tuvo en mente cumplir, será perfecto pensé cuando me cogió la mano y me besó el pelo. Pero no, fue imperfecto tantas veces que perdí la cuenta y antes dolía pero me he acabado por acostumbrar:

Porque soy idiota.

Y digo que soy idiota porque después de haber vivido en un mundo paralelo y afirmarme diferente hice lo mismo que todas.
Y digo que soy una grandísima idiota porque, reitero, me acostumbré, a esa sensación de vacío, de no sé qué ni qué más, de pasotismo, a esa forma que tiene él de mirarte hoy y desaparecer mañana, a estar cuando decida volver y es quizá por costumbre que duele cada vez menos y enfada cada vez más.
Afirmo y firmo disculpándome conmigo porque sí, porque tardé mucho en reconocer que me enamoré de un idiota.